El Silencio De Los Inocentes. Reimer Enrique Duno.

El Silencio De Los Inocentes



   El callar la verdad, encubierta por el temor que embulle al alma.
La inocencia de quien es condenado por el simple hecho de existir, descubre el silencio de los que son inocentes, en el sacrificio del cordero por el perdón de los pecadores.
   La Pureza de la verdad, es condenada a morir cuando esta es callada, siendo la misma creada en un universo repleto de mentiras fundadas en las necesidades de los hombres y la satisfacción de las mismas. La verdad en más de una ocasión puede causar daños y mucho dolor, mientras que una mentira prolonga la paz y el placer del sufrimiento.
  El Inocente! el contraparte del culpable, esclavizado a vivir siendo atacado y humillado, pero es inocente aquel que encubre la pureza del delito, el que vive con temor sabiendo que seguirán abusando de él sin duda alguna, extasiado del saber que callara y será sumiso ante todo por las consecuencias que traerá hablar, rompiendo su silencio como el esclavo que rompe las cadenas para alcanzar la libertad.
   El Silencio, es para algunos la paz del alma dentro del cantico de la vida, en tonada por una orquesta sinfónica compuesta por los mejores ejecutores existentes y dirigida por el juez, jurado y verdugo que todos tenemos dentro, nuestra conciencia; que toca el silencio en tono alta pero sin voz, tan fuerte que nadie lo escucha, más allá de quien carga esa cruz de himnos y liricas.
   El Testigo, que es fe de los acontecimientos y los hechos que rodean el juego mortal del inocente y el culpable, capaz de ser la voz de la justicia o inquisidor de los que anhelan la impunidad, solo que este se divide en dos partes iguales, que sostienen una pugna interna sobre la decisión que toma. Tristemente al igual que el inocente, los testigos son víctimas del auto silencio que les garantiza su resguardo y protección de los opresores y los culpables.
   El Tiempo, un periodo en el cual transcurren las separaciones entre las notas que componen las melodías, un tiempo característico de la amplitud de las condenas; tiempo capas de sanar heridas, curar corazones rotos y transformar las personas siempre que estas quieran ser transformadas, tiempo de opresión y de tiranía, de crecimiento y miseria, evidente de los testigos callados y del silencio de los inocentes.
   La Misericordia, que tantos gritan sin palabras, aclaman sin ruidos, y piden en silencio, poco escuchada, poco otorgada y mal recibida misericordia, se dice que todo aquel que pida el perdón y se arrepienta de sus aptos recibirá la misericordia, pero donde está la misericordia de los hombres frente a los hombres, el prójimo como a uno mismo, o es que al final el mal a ganado sobre el bien sin saber que hay más allá de ambos.
   El Condenado, sujeto a cumplir las penas de sus actos, mientras su corazón se marchita por el llanto y la pena de saber que el fin de sus tiempos esta cerca, sin poder modificar el rumbo de su destino, llora en silencio los recuerdos de la inocencia de cuando era un niño, rodeado de esperanza, sueños, planes, rodeado de vida.
   El Cordero, decidido a morir por la paz, por el perdón, por la injusticia, por su hecho de existir; el cordero morirá en cada condena injusta, en cada muerte inocente, en cada vos silenciada, en el poder del tirano y la sumisión de un pueblo, el cordero de pelaje blanco que en valles de verdes praderas osa reposar mientras recuerda los tiempos añejos con el cantar de las aves, acepta su destino final de ser silenciado por su inocencia y morir por sus creencias.
   El Sacrificio, estar dispuesto a darlo todo incluso morir por lo que te importa, morir es el mayor sacrificio que se puede otorgar tanto que ninguna persona moriría por otra al menos que la amase, el sacrificio del inocente es el hecho de serlo, el sacrificio del hombre es no rendirse y luchar hasta que la muerte lo obligue a soltar su último aliento.
   La Muerte, el fin del camino y la ultima luz de nuestros ojos, el desvanecer nuestra suma existencia, la emisión de un silencio perpetuo en la última nota tocada por la sinfónica en el capítulo final del libro de la vida, donde el silencio en muda a los inocentes y los testigos son el tiempo de callar, la misericordia olvida por la condena y el cordero hoy muerto por nuestras penas, son el sacrificio del silencio en una muerte sombría en noche de luna llena.
La esperanza de resurrección de la muerte que rompa las cadenas del silencio, justicia al inocente y misericordia al condenado, tiempo de paz al cordero sacrificado, será la esperanza del misterio indescifrable del mañana.



Autor: Reimer Enrique Duno.



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